Este fruto que proviene de un árbol subtropical es conocido como “El oro de los incas”, por estar asociado a la longevidad y fertilidad. Su origen está en los valles del Perú, pero también se puede hallar en Ecuador, Colombia y Chile. Su nombre científico es Pouteria Lucum. Su forma es la de un huevo, su piel es de tonalidad amarillo-verdosa y su pulpa anaranjada tiene una textura suave y cremosa.
Algunos creen que su nombre proviene de la frase quechua lluku uma, que significa “cabeza de anciano”. Otros dicen la palabra en castellano tienen su origen en las palabras aimara lukuma y en quechua rukma utilizadas para denominar al fruto del árbol.
Como todas las especies del reino vegetal, sus colores nos dan indicios de sus propiedades. El amarillo destaca el contenido de betacaroteno, un potente antioxidante, y además de vitamina A, imprescindible para reparar el daño celular causado por los radicales libres y gran estimulante del crecimiento de nuevas células sanas, incluidas las de la piel.
Estos atributos ayudan a mejorar la apariencia de la piel, ya que aumentan su firmeza y reducen arrugas y líneas de expresión. Además contribuye en la reducción del daño oxidativo causado por los rayos UV, principales responsables del envejecimiento prematuro. Por otra parte, posee cualidades antinflamatorias y reparadoras, así como un aporte de Zinc, que mejora el acné y otros problemas cutáneos.
Es por eso que en Apícola del Alba decidimos potenciar las características de nuestra crema noctura Luz del Alba, convirtiéndola en un producto completamente vegano, con base en extractos naturales de lúcuma, rosa mosqueta y boldo. ¡Te invitamos a (re)conocerla!
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