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Microbiota Cutánea y Prebióticos

En los últimos años gracias a las nuevas técnicas de secuenciación masiva que  permiten profundizar en los estudios de las comunidades microbianas sin necesidad de cultivarlas, se ha demostrado que para el desarrollo normal y el mantenimiento de la salud dependemos de nuestros microbios. En esta ocasión le pedimos a Valentina que nos cuente específicamente sobre la importancia de mantener una microbiota de la piel sana y cómo los prebióticos llegan a ayudarnos con esas tareas.

Se sigue investigando como la microbiota puede influir en muchos aspectos de nuestra biología y nuestra salud. Por eso, existen distintas formas para intervenir en la estructura y función de la microbiota para mantener la salud y prevenir enfermedades.

La superficie cutánea constituye un complejo ecosistema que sustenta diferentes microorganismos como bacterias, hongos, virus y se divide en dos grupos: 1) flora residente: organismos que presentan capacidad de multiplicarse y sobrevivir adheridos a la superficie cutánea, los cuales se encuentran como constituyentes dominantes de la piel y, 2) flora transitoria: son depositados en la superficie de la piel desde el medio ambiente, pero no tienen la capacidad de adherirse a ella.  

La microbiota de la piel tiene una asombrosa capacidad de adaptación, y ha evolucionado hasta convertirse en un importante aliado para la supervivencia humana a partir de una compleja selección natural de microorganismos residentes que evitan la colonización de otros agentes patógenos mientras trabajan en equipo con el sistema inmunitario de la piel. La presencia de flora bacteriana en la superficie cutánea y la función de barrera, son dos de los mecanismos de protección más importantes de la piel, los cuáles en conjunto con el sistema pigmentario, sistema inmunológico, perceptivo, sensible y de protección física, controlan la interrelación del medio externo con el medio interno brindando la integridad de la barrera y logrando la homeostasis cutánea.

Así además de funcionar como barrera ante la invasión microbiana, la microbiota es esencial para el desarrollo de un sistema inmunológico competente. Es posible que alguno de los microbios de nuestra piel pueda estar implicado en la etiología de muchos procesos dermatológicos como la dermatitis atópica, el acné, la psoriasis, la rosácea o la cicatrización de las heridas.

Louis Pasteur, bacteriólogo francés, fue el primer científico en afirmar que los microorganismos y los seres humanos forman una gran unidad metabólica, reconociendo que las bacterias que habitan en el organismo, en realidad, lo están protegiendo. Se estima que hay más de 10.000 especies microbianas diferentes habitando el cuerpo.

 

Prebióticos

Los Prebióticos (no confundir con probióticos), son un complejo de nutrientes que favorecen un correcto crecimiento y desarrollo de la microbiota propia. Optimizan, mantienen y restauran la microbiota, logrando de esta manera potenciar al sistema inmune cutáneo. No son bacterias vivas, sino que son el “alimento” que estas precisan para estar saludables. De esta manera, incorporar prebióticos a preparados cosméticos aumenta el crecimiento y la actividad de bacterias que componen nuestra flora normal, favoreciendo su equilibro. Incluso está demostrado que su uso ayuda a mantener a raya a la bacteria responsable del acné, que forma parte de nuestra flora normal pero en algunas pieles tiene un rol patogénico.

En cosmética se han ido incorporando materias primas con propiedades prebióticas para la nutrición y reparación de la barrera dérmica, en este caso en la loción de bebe se incluye Yacón (Polymnia sonchifolia) y la crema antiestrias contiene Cardo Borriquero (Onopordum acanthium), que además este último tiene propiedades interesantes sobre la regeneración de la piel.

 

Yacón

El nombre científico es Smallanthus sonchifolius o Polymnia sonchifolia. Se le conoce como  llacón, yacón, llakuma (quechua), aricoma y aricona (aimara), llacjjn, puhe, tarca, jacón, llamón, arboloco, jícama, jíquima, jíkima, jiquimilla, llacoma, racón, polaco, colla.

Es considerado una planta medicinal utilizada como un alimento funcional, debido a las grandes cantidades de fructanos como inulina y fructooligosacáridos (FOS) que constituyen la reserva de la planta. Es una especie originaria de los Andes, cultivada para el consumo de sus raíces, desde Venezuela hasta el noreste argentino, incluyendo Bolivia y Perú.

Sus propiedades antimicrobianas, antifúngicas, antioxidantes, inmunomoduladoras, prebióticas y anticancerígenas, entre otras, hacen de esta planta una promesa para la medicina tradicional humana.

Por otro lado, estudios sugieren que las hojas de yacón han sido utilizadas para tratar los desordenes de la piel y del riñón, como rejuvenecedor de la piel y como herramienta para retardar el envejecimiento.

Uno de los componentes del yacón es el ácido ferúlico que forma parte de los compuestos hidroxicinámicos. Se ha evidenciado que este compuesto tiene un potente poder antioxidante y proporciona fotoprotección a la piel.

Nuestra nueva Loción Nutritiva Bebé incorpora los beneficios del Yacón y puedes encontrarla en nuestra página web.

 

Cardo Borriquero

El Cardo Borriquero, de nombre científico Onopordum Acanthium, conocido en algunas partes como Cardo Escocés, no debe ser confundido con el Cardo Mariano (Silybum Marianum) aunque compartan similitudes morfológicas, y sobre todo que comparten como nombre vulgar “Cardo Mariano” en algunos lugares del mundo.

El Cardo Borriquero es una especie nativa de Europa Oriental (hasta el norte de Francia) y, aisladamente, de África del norte y hasta el sur y oeste de Asia, donde escasea. Se ha naturalizado y hasta cultivado en otras partes del mundo, en donde llega a ser incluso considerado como una plaga, por ejemplo en EEUU, Nueva Zelanda y Australia. También ha sido introducida en Sudamérica, principalmente en Argentina, Chile y Uruguay.

Crece en bordes de caminos, carreteras y cursos de agua; en cultivos, baldíos, etc…, en suelos básicos o silíceos, nitrófilos, desde prácticamente el nivel del mar hasta unos 2000 m de altura.

A pesar de su apariencia imponente, el tamaño que puede alcanzar y la cantidad de espinas, tiene una amplia variedad de efectos terapéuticos. De forma tradicional, ha sido usado como agente cardiotónico, antitumoral y antiinflamatorio.

La composición química de las partes aéreas y la raíz del O. Acanthium está representada por flavonoides, fenilpropanoides, lignanos, triterpenoides, lactonas sesquiterpénicas y esteroles. Las propiedades antiinflamatoria, antiproliferativa, y cardiotónica de la planta han sido confirmada mediante experimentos farmacológicos con extractos y compuestos individuales.

El extracto de Onopordum acanthium permite estimular directamente la regeneración epidérmica y promover la reparación cutánea. Puede actuar en la diferenciación de los queratinocitos y estimular la óptima reconstrucción epidérmica de la piel seca o dañada. De forma más específica, el Onopordum acanthium presenta propiedades cicatrizantes en el tratamiento de quemaduras por radiación UVB, pieles dañadas artificialmente, y estimula la regeneración de la barrera dérmica.

Este conocer los beneficios de este prebiótico en nuestra nueva Crema Antiestrías.

Cada día se descubren más potencialidades terapéuticas gracias a los nuevos descubrimientos científicos, de plantas y alimentos de antaño, que sustentan el uso que a lo largo de la historia el ser humano les ha dado. Los prebióticos aplicados en la dermis son aún un campo nuevo de descubrimiento e investigación, y su futuro, prometedor.

 

“La salud debe percibirse, no como un objetivo, sino como la fuente de riqueza de la vida cotidiana.”

 

Valentina Silva H.

Naturópata

 

Referencias

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