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Historia natural: la vida de las chinitas

Hemos querido comenzar a difundir diferentes experiencias relacionadas con las maravillas y el maravillarse de lo que presenta el medio natural, y es precisamente en el marco de este primer impulso donde invitamos a Guillermo González, un amigo entomólogo chileno, Ingeniero Civil de profesión y que durante muchos años, colectó y estudió coleópteros (escarabajos) desde diferentes lugares de nuestro país. Guillermo ha logrado una importante colección de referencia de este grupo de insectos, la que fue donada al Museo Nacional de Historia Natural hace algunos años.

Guillermo inicialmente participó y colaboró en la descripción de cerca de treinta especies y un género nuevo de Staphyliidae para Chile, otro tipo de escarabajo. Posteriormente, centró su interés en el grupo de las chinitas, Coccinellidae, recolectando información sobre estos insectos a lo largo de Chile, todo como parte de un proyecto destinado a publicar un libro con imágenes que permitieran la identificación de estas especies. Sus hallazgos los ha publicado en coautoría con entomólogos norteamericanos divulgando más de cincuenta trabajos sobre diferentes géneros de Coccinellidae que hasta el momento han significado la descripción de 140 especies nuevas de esta familia, 32 especies chilenas y cerca de un centenar para diferentes países de América del Sur. En el año 2006 publica en Internet la totalidad de la información recopilada en el sitio web Coccinellidae de Chile (actualmente incluye 122 especies, para Chile y 1.600 especies para los demás países de América del Sur). 

Los invitamos a leer este hermoso texto donde Guillermo González nos explica cuán interesante y maravilloso es el mundo de las chinitas. ¡Disfrútenlo!

 

La vida de las chinitas

Las chinitas son de los pocos escarabajos que causan simpatía en la mayoría de las personas. Muchas viejas leyendas y canciones infantiles las relacionan con la virgen María, así sus nombre están relacionados con ella: en España y gran parte de Hispanoamérica “mariquita”, usado desde la edad media como diminutivo de María, en inglés “ladybug” o “ladybird”, bicho o pajarito de María, en Francia “Betes de la Vierge” y en Alemania “Marienkafer”, escarabajo de la virgen, y así suma y sigue.  Las personas las relacionaban como indicadoras de buenas cosechas, y además con una buena suerte si llegaba hasta ti, una joven soltera la veía como indicación de un cercano matrimonio. También se usaba su extracto como remedio contra los cólicos o el dolor de muelas.

Como la visión popular lo afirma, las chinitas son insectos sumamente beneficiosos. En el equilibrio natural, son predadores del mundo microscópico de muchos pequeños insectos, jugando un rol en mantener el equilibrio entre las poblaciones. Desde el punto antrópico, protegen de muchos insectos considerados plagas por nosotros, como los pulgones, conchuelas, chanchitos blancos, moscas blancas y otros, todos dañinos para las cosechas.

Pero en lo que se equivocan las leyendas, es en su carácter dulce y apacible. Son feroces predadores que arrasan con poblaciones de pequeños insectos, no reparando si se trata de crías o adultos, e incluso si la ocasión lo amerita, consumen sin tapujos a crías de su propia especie, o las pupas que se encuentran durmientes. En algunos casos se disfrazan con químicos para colarse entre las hormigas y comer sus crías. Una chinita durante su vida puede consumir varios cientos e incluso miles de pulgones.  Unas pocas especies son vegetarianas, y algunas son plagas agrícolas de menor importancia, otras más les gusta cosechar pequeños hongos que crecen sobre las hojas.

La vida de la chinita comienza con el apareamiento de los padres, tanto hembras como machos son sumamente promiscuos, y saltan de pareja en pareja sin ningún miramiento, las hembras son un poco más selectivas, y tienden a evitar aquellos machos que les parecen poco atractivos. Los machos en su entusiasmo no vacilan en intentar aparearse entre sí o con hembras o machos de otras especies de chinitas u otros insectos.

Una vez la hembra grávida comienza la puesta de los huevos, la que generalmente se hace sobre las hojas, en grupos de varias docenas, en algunas pocas especies de uno en uno. La puesta es abandonada de inmediato por la madre, que seguirá alimentándose y preparándose para una nueva puesta. Una hembra puede poner varios cientos de huevos durante su vida. Después de unos días, los huevos eclosionan, y salen decenas de pequeñas larvitas, cuya primera actividad es comerse las nutritivas cáscaras de sus huevitos, y si el entusiasmo es mucho, aprovechas de comerse algunos huevos aun no eclosionados con sus larvitas aun no completamente desarrolladas.

Las larvas son muy activas, y se dedican inmediatamente a alimentarse, porque su función es alcanzar el tamaño necesario para convertirse en adulto. Estas larvas, como casi todos los insectos, no pueden crecer debido a su exoesqueleto rígido, por lo cual requieren pasar por cuatro mudas, cada una más grande que la anterior. Recorren las ramitas de las hojas subiendo y bajando, y cuando encuentran sus presas inmediatamente las capturan con sus mandíbulas, y suelen comerlas hasta dejar solo algunos pocos restos. Luego de pasar aproximadamente un mes en esta furia alimenticia, han engordado docenas de veces, y han comido varios cientos de pulgones y otros bichos.

A esta altura, está preparada para la muda final: busca una hoja o pared en posición aproximadamente vertical, y se fija a esta mediante un anillo anal y secreciones, quedando prácticamente colgando. Luego contrae sus patas, tomando una forma compacta, conocida como pre-pupa. En un esfuerzo final rompe su exoesqueleto a lo largo, y lo desliza hacia atrás, y su piel desnuda refleja una nueva forma, que es la pupa, una forma intermedia entre la larva y el adulto. El proceso que viene a continuación es impactante. Todos los tejidos de la larva empiezan a disolverse mediante procesos bioquímicos, mientras a partir de pequeños grupos de células empiezan a formarse nuevos órganos y formas, que conforman un animal totalmente nuevo, el adulto. Este proceso dura unos pocos días a poco más de una semana, al cabo de la cual el insecto está totalmente formado en el interior de la pupa, y la cutícula de esta se ha vuelto delgada y transparente.

Solo queda romper la pupa, y el adulto saldrá a su nueva vida. La recién nacida chinita posee unas lindas alas que necesita estirar y darles forma, y nuevas patitas y antenas, que también necesita extender. Su color es blanquecino, a veces amarillento, y su consistencia blanda, pero con el paso de las horas se va endureciendo y apareciendo los colores definitivos, primero los marrones, rojos y amarillos, y finalmente los negros.

El adulto vivirá entre dos meses y un año. Si se trata de una especie que da una generación al año, se dedicará a las labores del sexo, comerá moderadamente, y esperará la próxima primavera para reiniciar el ciclo con nuevas puestas. Algunas especies dan una generación en primavera y otra en verano, e incluso más, estas pondrán sus huevos a la brevedad. Durante el inverno reposarán bajo hojarasca, cortezas, grietas y aun bajo piedras, o formarán agrupaciones de miles de individuos para pasar los tiempos duros, casi sin alimentarse.

En Chile hay cerca de 120 especies de chinitas descritas, y casi 2.000 en América del Sur, probablemente 7 u 8 mil a nivel mundial. Pero sin dudas, hay muchísimas más sin describir.

Más información en www.coccinellidae.cl