En primera instancia, debemos poner atención plena en lo que vamos a hacer, haz consciente que éste es tú momento de soltar y aliviar tensiones.
Comenzaremos con un breve ejercicio de respiración, esto nos permitirá aliviar el estrés y la ansiedad. Idealmente cierra los ojos, inhala, sintiendo que tus pulmones se están llenando de aire y a medida que lo haces cuenta hasta cuatro, cuando llegues al límite mantén el aire contando hasta dos y luego exhala (por la nariz) contando hasta cuatro nuevamente, este acto lo vamos a repetir en dos oportunidades antes de comenzar nuestro auto-masaje relajante.
Luego de sentir esta agradable sensación debes adoptar una posición recta, separar los hombros de las orejas, aflojar tú mandíbula y separar la lengua de tu paladar (físicamente estamos acostumbrados a retener el estrés y no nos damos cuenta); en seguida debes liberar la tensión alojada en los músculos del cuello y hombros y, ¿Cómo lo haremos? realizando movimientos circulares de cabeza hacia una dirección en tres oportunidades y luego repetir en sentido contrario, de la misma manera lo realizaremos con los hombros (no olvides tu postura recta y los brazos relajados), realiza tres movimientos circulares hacia adelante y luego repite la acción hacia atrás. Ahora nuestro cuerpo se encuentra en condiciones óptimas para comenzar con nuestro auto-masaje.
Aplica una porción generosa en tus manos del aceite de masaje de Apícola del alba, el cual puede ser de bergamota, lavanda o zen conforme a tú necesidad y distribúyelo en las zonas de cuello y hombros, recuerda que siempre que vayas a realizar algún masaje, debes “calentar” el músculo, con una breve fricción de aproximadamente treinta segundos. Ya con la zona a masajear tibia, debes colocar tus manos en la cabeza.
Comenzaremos realizando digito-presión desde detrás de las orejas hasta el centro de la nuca, es decir, con tus pulgares irás avanzando, ejerciendo presión y un leve masaje en el punto de manera circular, hasta llegar a la nuca y volver al punto de origen, una vez realizado en tres oportunidades debes avanzar con tus pulgares, manteniendo presionado en la misma dirección tres veces más.
Posteriormente realizando el mismo ejercicio, fija los cuatro dedos de cada mano en la parte posterior del cuello y arrástralos presionando hacia la zona anterior del cuello en tres oportunidades y luego repite el mismo ejercicio pero en dirección contraria, es decir, hacia la zona de los hombros (músculo trapecio), llegando al trapecio, repite el mismo acto presionando y masajeando de manera circular los puntos con las yemas de tus dedos desde la columna vertebral hasta llegar a la articulación del extremo del hombro, tratando de abarcar en su mayoría al músculo trapecio.
Para ir terminando arrastra los dedos, manteniendo la presión en la misma dirección que la maniobra anterior, desde la columna vertebral hacia la articulación del extremo del hombro, en tres oportunidades más. Y así, vamos cerrando nuestro espacio de auto-masaje, retomando algunas indicaciones previas, no olvides tú postura recta, separar los hombros de las orejas, aflojar tú mandíbula nuevamente y separar la lengua de tu paladar, vuelve a realizar movimientos circulares de cabeza hacia una dirección en tres oportunidades y luego repite en sentido contrario, de la misma manera lo haremos con los hombros, tres movimientos circulares hacia adelante y luego repite la acción hacia atrás. Recuerda que en todo momento debes tener atención plena en lo que estás realizando y no perder el ritmo de tu respiración.
Para mejorar aún más este procedimiento, puedes comenzar la rutina utilizando los Rollers de Apícola del Alba como Oleo del bosque, Morfeo o Zen, los cuales, a través, de la aromaterapia potenciarán tu estado de concentración y relajación. Aplica ésta sencilla técnica las veces que consideres necesario.
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Además, otras prácticas de relajación y serenidad las puedes ver en nuestro blog: https://apicoladelalba.cl/blogs/news/el-chi-kung-y-la-serenidad
Giselle Johnson Parra
Naturópata