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Los primeros 40 días de un bebé

Cuando se acerca el nacimiento de un nuevo miembro en la tribu nos emocionamos mucho y contamos los días para conocer a este nuevo ser, pero ¿nos detenemos a pensar realmente en qué necesita ?

La diada madre y guagua se ha establecido en el nacimiento y ¿luego de eso qué? Los primeros 40 días del bebé son fundamentales, ya que en este periodo ocurren eventos únicos y determinantes para la vida y relación entre ambos.

Desde el momento del nacimiento, el mejor lugar para un bebé, en condiciones óptimas, es su madre: el olor, el pecho, su voz, el corazón, son elementos seguros y confortables para un mamífero recién nacido. La cercanía del bebé con su madre permite que se alimente y descanse como lo requiere. Tener alimento a libre disposición, cuidados constantes y la mínima alteración del ambiente es fundamental para crear la sensación de seguridad en el crecimiento y en cómo ese ser va a interactuar con el medio.

Sabemos que para que el parto tenga lugar, se secretan una serie de hormonas que no solo permiten el nacimiento, sino que son fundamentales para el desarrollo de la lactancia y el establecimiento de las conductas de cuidado. Para que esto suceda, existen ciertas condiciones ambientales que son clave: la oscuridad, la intimidad y sobre todo la sensación de seguridad. Estas deben ser mantenidas no solo en el parto, sino también a continuación: los primeros 40 días de nacido deberían ser plácidos, oscuros, calmos, sin visitantes, sin alteraciones del medio en el que vive, sin ruidos estrepitosos, sin olores que confunden, sin brazos que no son los de mamá, sin cambios bruscos, para que el “cóctel de hormonas” del parto y alumbramiento no se disperse y se mantenga el mayor tiempo posible. Esta etapa además de ser adaptativa es para conocerse a una como mujer en el rol de mamá, cuidadora y responsable absoluta de la vida de este nuevo ser. Ahí es donde empezamos el camino de afianzar y entrelazar nuestra relación con nuestro hijo/a. Por eso es tan importante el respeto y la paciencia durante este periodo, no visitar, no invadir, no preguntar, no opinar ni cuestionar sino limitarnos a observar y estar disponibles para ayudar en lo posible con tareas domésticas y de confort para la madre (hacer comida, lavar ropa, cambiar ropa de cama, etc.).

El desarrollo del bebé en estos 40 días se basa principalmente en subir de peso y adaptarse al medio. Recordemos y entendamos que el ser humano es el único mamífero que nace completamente indefenso sin poder valerse ni alimentarse por sí mismo, por ende, depende 100% de su madre (o cuidador principal) para sobrevivir. Lo más importante de esta etapa son los cuidados del bebé recién nacido. Fortalecerlo, alimentarlo y hacerlo crecer sano es la misión principal, sin dejar de lado por supuesto la creación del vínculo amoroso, que le dará una base sólida de seguridad y refugio. Podemos identificar tres necesidades principales:  alimentación, aseo y cuidado de la piel y descanso.

En la alimentación siempre pensaremos como principal opción la lactancia materna exclusiva, la cual se da a libre demanda. Así se va a establecer la lactancia como primer hito y luego se va regulando a medida que el bebé crece y cambia sus requerimientos. Si esto no ocurre y vamos a optar por leche de fórmula, recetada por el médico previamente, tendremos que establecer horarios para alimentar a nuestro bebé. En esta rutina podemos adecuar un espacio en nuestra casa para esto y así mantener la intimidad y la calma o simplemente adoptar algunos complementos como practicar piel con piel.

En el aseo y cuidado de la piel tendremos como primera tarea mantener el cordón umbilical sano y limpio hasta que este caiga por sí solo. Generalmente hacemos limpieza de este en cada muda del bebe así podremos ver la evolución hasta su caída. Otro elemento fundamental es el cuidado de la piel: esta se está adaptando de un medio acuoso (líquido amniótico) a uno seco, lo que esto hace que ocurran descamaciones y erupciones a las que debemos estar atentas. Podemos bañar a nuestro bebé luego de la caída del cordón si es que lo consideramos necesario. Durante el baño podemos complementar con música suave y aromas ambientales para hacer de este momento algo absolutamente placentero para todos.

El descanso siempre ha sido un gran tema sobre todo en los recién nacidos, ya que estos no tienen rutinas de sueño como los adultos quienes estamos despiertos de día y dormimos por la noche. Los bebés duermen entre 16 y 20 horas diarias aproximadamente hasta los dos meses de vida y sus ciclos de sueño pueden ir rotando durante las primeras semanas haciendo que la rutina de sueño de la madre se altere completamente. El mejor consejo que existe es dormir cuando el bebé duerme, incluso en las siestas durante el día, en esto es fundamental la ayuda externa para que el descanso de ambos sea óptimo.

 

Ritualizar el primer periodo de nuestros bebés es una muy buena herramienta para armar rutinas saludables y amorosas, darnos el tiempo para experimentar cada momento como el cambiar pañales, dar leche, sacar chanchitos, tomar sol, hacer masajes, dormir, etc. Todas estas acciones las podemos volver un ritual para conectar y conocerse. En cada muda o cambio de ropa podemos incluir un masaje corto con una crema o aceite aptos para recién nacidos. Esto hace que los olores naturales de ambos se potencien y hagan de esta una rutina en calma y entretenida. Darnos el espacio para ESTAR PRESENTES cuando alimentamos, ya sea directo del pecho, leche extraída o de fórmula, lo importante es el ritual de ALIMENTAR, estar cómoda tanto física como mentalmente, poner música de relajación o quizás solo escucharse mirarse y sentirse es suficiente.

El bebé como protagonista principal no necesita brazos o besos ajenos, por ende, las visitas no son recomendadas en este periodo. Se entienden las ganas de conocerle, pero tienen la vida entera para aquello. Para ese bebé y esa mamá este momento es único e irrepetible. Cuando esto ocurre en un contexto de comunidad procuremos ser un aporte siempre y establecer roles dentro de esta para que no se vea alterada la rutina diaria de este momento único, podemos ser de mucha ayuda desde afuera, aportando en el cuidado de la mamá y del bebé, realizando labores domésticas, alimentación, limpieza, traslados, compras, así liberamos de esas responsabilidades a la o los cuidadores principales para que solo se enfoquen en el cuidado del bebé. 

 

Paloma Vargas, doula de gestación, parto y post parto

Almatriz Doulas @almatrizdoulas